En la misma década, en medio de la burbuja económica japonesa, la industria enfrentó una escasez de mano de obra, especialmente las empresas de pequeña y mediana porte. Se modifico la ley de “Control de Inmigración y Reconocimiento de Refugiados” y se permite la entrada a trabajadores latinoamericanos, en su mayoría descendientes de japoneses.
Como resultado, el número de trabajadores procedentes de Latinoamérica se ha disparado en un corto período de tiempo conocidos como “dekasseguis”, se ha convertido en la tercera comunidad extranjera mas grande de Japón, siguiendo a la china y coreana.